Proteger la naturaleza no debería ser ponerle precio
La fase decisiva de la Cumbre de la Biodiversidad arranca hoy en India con un peligroso debate: la implementación de mecanismos financieros que ponen precio a la naturaleza en vez de garantizar su protección. A lo largo de esta semana tendrían que alcanzarse acuerdos inaplazables para cumplir las metas de conservación de ecosistemas.
La segunda semana de la undécima Conferencia de las Partes de la Convención de la Diversidad Biológica de Naciones Unidas acoge a ministros y secretarios de Estado de todo el mundo. Todos ellos deben pactar la financiación de las actuaciones para la conversación de la biodiversidad ya acordadas en cumbres anteriores. Pero por ahora no hay avances de ningún tipo en los fondos que se van a suministrar. Ni la cantidad, ni las fuentes, ni los plazos están claros a cinco días de terminar una cumbre clave.
Ecologistas en Acción, que está presente siguiendo las negociaciones, denuncia que las negociaciones sobre financiación se están desviando hacia la exploración de mecanismos financieros que persiguen una mercantilización de la naturaleza en vez de su protección. Se está dando demasiada importancia a la valoración económica de la biodiversidad y a las opciones de restauración de ecosistemas como forma de “compensar” impactos cometidos en otros lugares.
Ecologistas en Acción considera preocupante que los sistemas de valoración económica de la biodiversidad (conocidos como TEEBs) estén entrando de lleno como criterios condicionantes para los Planes de Acción Nacional. Esta visión, que es sesgada, no toma en consideración ni el valor intrínseco de la biodiversidad ni el hecho de que hay funciones no cuantificables desde el punto de vista monetario.
También otros mecanismos relacionados por ejemplo con la deforestación de los bosques (REDD+) o el papel de las inversiones privadas para el uso de la naturaleza están remplazando a los escasos fondos públicos internacionales.
La organización ecologista recuerda la importancia de establecer inmediatamente fondos obligatorios para los países “ricos”, que tienen la mayor responsabilidad histórica en la pérdida de especies y la degradación de ecosistemas, para evitar una catástrofe ambiental que, desde el punto de vista económico, resulta mucho más cara que la inversión ahora en prevención.
Jaume Grau | Ecologistas en Acción