No escarmentamos
Recuerdo cuando leí que habían asfaltado el camino del Churri y me pregunté ¿para qué? Era un camino de zahorra estupendo tanto para ir en coche como caminando, en bicicleta y hasta en trineo de perros, lo que se dice un camino para todos. Pues bien creo recordar que la excusa que se dio era que así circulaban mejor los tractores que por ese camino iban a trabajar a los campos.
Una de dos o esa explicación era una estupidez o el estúpido soy yo por desconocer que los tractores de hoy necesitan de carreteras asfaltadas para no llenarse de polvo. La respuesta la he encontrado en el PGOU al leer que allí y en la Centenera se piensan construir setecientas viviendas. Ah amigo, ahora empezamos a entender las cosas. Evidentemente la explicación del asfaltado del camino del Churri era una estupidez y la verdadera razón es que es un pasito más para seguir intentando medrar por un sistema que ha demostrado ser nefasto para la economía ya no sólo de éste país sino a nivel mundial: La construcción sin sentido ni mesura. Asfaltando el camino ya queda menos para que deje de parecer campo y se transforme en urbanización. A ver quien es el guapo que después quita el asfalto si no se autoriza a construir esa urbanización.
Pero realmente ¿hacen falta más viviendas? Tenemos el triste ejemplo de los mamotretos construidos detrás y delante de la gasolinera. A parte de ser de un dudoso gusto con estilo más bien soviético, no se han vendido apenas viviendas e incluso alguno de los edificios ni siquiera se han terminado lo que demuestra claramente en que estado está la demanda de viviendas en Pinoso. Éstas viviendas que se autorizaron en su día sin conocer la demanda y las tendencias, ahora se encuentran en un estado lamentable ya que al carecer las farolas del entorno de iluminación que dé sentido a su existencia amparan en la oscuridad de la noche actos tan poco deseables como botellones y actos vandálicos. Que conste que estoy a favor de los botellones porque los jóvenes no pueden pagar lo que cuesta la bebida en un local público. Pero en las fotos podéis apreciar el resultado de no saber beber ni en que ocupar el tiempo libre: Tapices de botellas rotas en la carretera, porteros automáticos arrancados e incluso grandes piedras con las que se han entretenido en destrozar las losas de piedra que decoran los bajos. Pronto llegarán los okupas <<con razón>> o empezarán a venderse las viviendas a precios muy bajos con lo que posiblemente habremos creado un bonito ghetto donde esperemos que finalmente no se parezca a las Mil Viviendas o la Tafalera.
Entonces vuelvo a preguntar ¿si no se han vendido éstas viviendas y muchos extranjeros están vendiendo las suyas porque ya no es tan <<rentable>> vivir en España, para que necesitamos setecientas más? Si los agricultores se matan por el agua ¿de donde saldrá la que abastecerá dichas viviendas? Y sobre todo ¿Cómo tenemos la poca vergüenza de utilizar un slogan que reza <<El Pinós l’encant de ser poble? Slogan que por cierto nacía casi al mismo tiempo que El Pinós dejaba de ser poble y se transformaba en Town o Village.¿Y qué decir de la Centenera? Para el que haya paseado por aquel entorno, uno de los pocos si no el único que nos queda virgen en el término municipal es para ponerse a llorar la idea de verlo inundado de chales o adosados sepultando los terrenos que una vez sirvieron a los primeros pobladores de la edad del bronce para establecerse. Donde antaño hubo talleres de sílex y petroglifos mañana reinará de nuevo el ladrillo y el asfalto, quizá una nueva Seseña triste y abandonada a su suerte. Y esas setecientas familias que habitarán las setecientas viviendas ¿Traerán trabajo bajo el brazo? ¿vendrán a compartir la deuda que nos ahoga a todos los Pinoseros? ¿traerán <<encant al Poble>>? La respuesta no es necesario que os la diga porque ya la sabéis todos menos los que deberían saberla que son los que permiten que semejante barbaridad se plantee siquiera.
Ahora bien, no me jugaría ni un céntimo a que no se va a hacer porque la historia reciente de España ha demostrado hasta la saciedad que el dinero lo puede todo y que hay miles y miles de viviendas que se han pasado por el forro la ley de costas, los informes medioambientales y a la madre que los parió.
Pero no escarmentamos, pasará y seguiremos tragando y comulgando con ruedas de molino y votando a los mismos una y otra vez… bueno eso quizá no.
Autor_Pepe del Sequé