La Unión Europea ante la fractura hidráulica

Ecologistas en Acción considera que, pese a los diversos informes publicados, ni la Unión Europea, ni ninguno de sus órganos, se han pronunciado sobre el desarrollo de la obtención de hidrocarburos por fractura hidráulica en Europa.

En los últimos meses se han publicado diversos estudios sobre la fractura hidráulica en Europa, tanto desde el punto de vista de sus efectos sobre la salud y el medio ambiente, como desde las implicaciones legales que su desarrollo podría suponer. Todos ellos, tienen una cosa en común, las opiniones expresadas en los mismos, son únicamente responsabilidad de sus autores, y no representan, necesariamente, las opiniones de los organismos que los han encargado y publicado.

Un primer estudio es el publicado por la Dirección General de Energía, de la Comisión Europea, y elaborado por la firma de abogados Philippe & Partners, cuyo objetivo principal era analizar la relevancia del marco jurídico europeo y está basado en una muestra realizada en Polonia, Francia, Alemania y Suecia.

El estudio, reconoce los posibles riesgos ambientales que esta tecnología, pero no los valora, ya que, su objetivo era únicamente legal. Su conclusión es que, en general, la legislación vigente; especialmente en el campo de la protección del medio ambiente; ya cubre casi todos los aspectos vinculados a las actividades de gas de esquisto. Esta conclusión no es nueva, ya que comparte la posición del estudio realizado, para el Reino Unido, por el Centro Tyndall de la Universidad de Manchester.

Este estudio de más interés ambiental, según Ecologistas en Acción, analiza la contribución de los gases no convencionales al cambio climático, concluyendo que, las emisiones asociadas a un amplio programa de desarrollo de gas de esquisto en el Reino Unido serían muy importantes, por lo que el gas de esquisto no ofrece ningún potencial significativo de reducción, ni siquiera como combustible de transición.

Un tercer estudio, más completo, es el publicado por la Dirección General de Política Interior del Parlamente Europeo, con el título de Impactos del petróleo y gas de esquisto en el medio ambiente y en la salud humana. En este se concluye diciendo que, si en estos momentos, la sostenibilidad es la clave para las operaciones de futuro, cabría preguntarse si la inyección de sustancias químicas tóxicas en el subsuelo se debería permitir, o si se debe prohibir esta práctica. Teniendo en cuenta además, que el papel que juega el gas de esquisto, es demasiado pequeño para tener un impacto sustancial sobre la situación de dependencia del suministro de gas europeo.

Centrándose en las leyes regulatorias, concernientes al medio ambiente y a la salud humana, se identificaron las 36 Directivas más relevantes, referidas al agua, protección del medio ambiente, seguridad laboral, protección de las radiaciones, desechos, productos químicos y accidentes asociados, concluyendo que los riesgos específicos de la fractura hidráulica no estaban suficientemente cubiertos y se identificaron nueve lagunas importantes, entre ellas, la falta de una Directiva marco sobre actividades mineras, la no obligatoriedad de la declaración de materiales peligrosos, una participación pública es insuficiente en la toma de decisiones a niveles regionales, e insuficiente efectividad de la Directiva marco del agua. Lagunas, todas ellas, que deberían ser subsanadas.

Como conclusión, Ecologistas en Acción considera que, el verdadero debate, no está, únicamente, en las cuestiones legales, lo verdaderamente importe es que los problemas ambientales asociados a la fractura hidráulica, no se justifican ni siquiera por las posibles ventajas ambientales, como las menores emisiones de CO2 del gas natural; comparada con otros combustibles; teniendo en cuenta las fugas de metano asociados a esta tecnología.

Tampoco suponen a una disminución significativa de la dependencia energética de nuestro país, ya que, las reservas anunciadas no son comparables con las de las cuencas estadounidenses, ya que, si convertimos estas reservas geológicas, en recursos; tanto técnica, como económicamente explotables; con rendimientos mucho menores que los gases convencionales, los recursos se reducirían hasta valores del orden de 5%, es decir, un suministro equivalente a tres meses del consumo total español, o a poco más de un año; en el mejor de los casos.

Paco Ramos | www.ecologistasenaccion.org