¿Cómo afectará la limpieza de Palomares a los vecinos de la zona?
En la retina colectiva queda la imagen del por aquel entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, junto al embajador norteamericano en España, Angier Biddley Duke, bañándose en las aguas de Palomares para demostrar que no estaban contaminadas. Cincuenta años después de aquella imagen y del accidente que provocó la contaminación de la zona, España y EEUU acaban de firmar un acuerdo para limpiar la radioactividad de Palomares. El Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ha aprovechado su visita oficial de dos días en nuestro país para hacer pública la firma del acuerdo por el que se descontaminará la zona.
El 17 de enero de 1966, la aeronave cargada con cuatro bombas termonucleares sufrió un accidente mientras repostaba en vuelo. Dos de las cuatro bombas se abrieron, ardieron y contaminaron con plutonio las tierras de Palomares. Las otras dos bombas no detonaron y fueron encontradas más tarde. El ejército estadounidense posteriormente emprendió la limpieza del área y envío cantidades significativas de material contaminado de regreso a Estados Unidos. Asimismo apoyó las pruebas de salud para la población local en la década de 1980. Sin embargo, la somera limpieza realizada en los 60 dejó una cantidad importante de contaminación en la zona. No fue hasta 2007 que todas las zonas contaminadas fueron valladas, antes el público tenía acceso a ellas y se cultivó y se movieron tierras con el riesgo para la población local que ello conlleva. Tras la limpieza, según informan desde Ecologistas en Acción, se obligó a muchos habitantes de la zona a firmar compromisos de que no reclamarían ninguna indemnización por los daños causados.
Desde Ecologistas en Acción celebra el acuerdo, pero reclaman que se hagan públicos los términos del mismo y las posibles contrapartidas que ha otorgado el Gobierno español. Asimismo, la ONG ecologista pide que se compense a la población local por los efectos de la contaminación y los trabajos de limpieza que se van a acometer.
Patricia Pastor | ecoactiva