En esta ocasión hemos detectado un epicentro en el núcleo de un nuevo concepto, la economía verde, que se viste con una serie de adjetivos esperanzadores capaces de sacarnos de la crisis actual, pero cuya mención produce una perturbación en la conciencia de muchos analistas, autores, campesinos, ciudadanos que perciben en este nuevo juego de palabras una apropiación indebida; responsable de ella es un capitalismo feroz, que esconde, tras el esperanzador color verde, una nueva estrategia de la misma vieja economía negra que nos ha sumido en la debacle actual, al invertir los principios de la economía real, que debe estar al servicio de la vida, poniendo a ésta al servicio de una economía sin alma, que va dejando desiertos sin vida ni esperanza allá por donde pasa. Leer más