Más alergias y menos comida en el futuro
Berchicci habla de nuevas dolencias, Groppo de una merma en la producción de alimentos y Shapira se pregunta cómo interfiere la economía en la prevención de males.Los expertos mundiales dibujan un panorama poco optimista en el VII Congreso de Bioética.
Los malos hábitos en la producción, traducidos en cantidades astronómicas de residuos contaminantes, amplían el mapa de dolencias. Si no se detienen habrá «más alergias, más problemas pulmonares y hasta más trastornos mentales y discapacidades». Así lo aseguraba ayer el tesorero de la Asociación de Médicos Especialistas de la Unión Europea, el italiano Giorgio Berchicci, que esbozaba un dibujo poco alentador del futuro en el VII Congreso Mundial de Bioética. Un dibujo al que añadía una dosis más de pesimismo otro experto italiano, Paolo Groppo, especialista de la División de Tierras y Agua del organismo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Según él, esa mala praxis está agotando los recursos naturales, la tierra y si la tierra se agota deja de producir. No será inmediatamente. Primero se desarrollará un movimiento ascendente, hasta llegar al pico de producción mundial. Luego bajará «por deterioro de los recursos naturales y de la diversidad genética». De hecho, según Groppo, «está a punto de llegar a su cénit».
Cabe señalar que la producción mundial de alimentos en estos momentos supera con mucho las necesidades de consumo del planeta entero. Pese a que millones de personas se mueren de hambre, si la repartición fuera justa y las basuras no se llenaran de comida occidental nadie moriría por inanición. Pese a todo el anuncio de la merma en la producción es una pésima noticia.
En realidad, todo son malas noticias si lo que se pone en la mesa son maneras y costumbres que no tienen en cuenta la sostenibilidad del medio, tema al que este año dedica su columna vertebral el Congreso que se desarrollará hasta pasado mañana en el palacio del recinto ferial Luis Adaro de Gijón, bajo el auspicio de la Sociedad Internacional de Bioética.
Para evitar que éstas sigan siendo la costumbre internacional más extendida, los médicos europeos han creado la UEMS (siglas en inglés de la Asociación de Médicos Especialistas de Europa). Sus intenciones, estructura y organigrama fueron dadas a conocer ayer por su representante en el congreso, Berchicci, para quien, pese al conocimiento encerrado en las 38 especialidades que alberga esta organización no gubernamental, es muy difícil determinar qué enfermedades están únicamente asociadas a la genética de cada cual, y cuáles son de herencia únicamente medioambiental. Sin embargo, ante la solicitud de disección de unas y otras que le hizo el profesor de Derecho y Ética de la Universidad de Tel Aviv, Amos Shapira, el italiano aseveró que «no hay duda de que las alergias, en general, y los males pulmonares están relacionados con el medio ambiente».
Por eso, explicó ayer «la educación medioambiental» es un tema de importancia capital. Tanto casi, llegó a dejar entender, como el diagnóstico precoz. «En una sociedad sofisticada no se puede obviar la necesidad de tener aire limpio, agua potable y alimentos producidos en una tierra sin contaminar» y para lograrla hace falta un determinado nivel de concienciación.
Y cuando el panorama parecía bocetar un mundo mejor intervino el profesor hebreo para plantear una cuestión que él mismo calificó de «provocadora». «¿Hasta qué punto la economía, la industria, la empresa y el comercio interfieren en las consideraciones y actividades de los especialistas médicos que trabajan en la prevención de enfermedades relacionadas con el medio ambiente?»
La respuesta fue esquivada, pero quedó clara. «¿Quiere que le conteste en nombre de la UEMS o que le de una contestación personal?». «Preferiría conocer su parecer personal», le advierte Amos Shapira. «Entonces, perdóneme, pero se la daré a la salida». Dejaba así evidencia el científico italiano de que su respuesta no sería precisamente benévola para con la asociación que representaba.
Por su parte, Groppo advertía en otro foro sobre el agotamiento de las tierras más productivas que van «camino de convertirse», dijo, «en un recurso escaso».
Según explicó, la FAO está modificando su concepción tradicional sobre la producción primaria, basada en dar prioridad a la tecnología y orientando hacia una perspectiva distinta, que coloca al campesino y al medio ambiente «en el centro del debate». Por eso él se manifestaba ayer a favor de extender a la mayor parte del mundo el programa SIPAN (Sistema Imaginativo de Patrimonio Agrícola Mundial), que se viene desarrollando en África, Asia e Iberoamérica, sobre comunidades rurales. Parte de la base de ver la producción rural desde una perspectiva no solo economicista, sino como un patrimonio más vinculado a la cultura.