El deshielo y los mosquitos amenazan al Ártico
El mínimo de extensión de mar cubierto por hielo en el Ártico se ha reducido a 4,41 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone 1,81 millones de kilómetros cuadrados menos que el promedio 1981-2010. El dato, que supone el cuarto peor registro desde que comenzaron las observaciones por satélite y refuerza la tendencia a la baja de la extensión de hielo ártico, se recogió el pasado 11 de septiembre por el Centro nacional Norteamericano de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC, en sus siglas inglesas), organismo encargado de monitorizar el estado de la capa de hielo del Ártico.
La importancia de la capa de hielo marino del Ártico es vital para el planeta, ya que ayuda a regular su temperatura al reflejar la energía solar de vuelta al espacio.
La extensión de hielo marino comenzará ahora su aumento estacional durante el otoño e invierno hasta alcanzar su máximo de hielo a principios del próximo año. Una extensión máxima que cada vez es más reducida, como muestra el dato de febrero de 2015, cuando se alcanzó un nuevo mínimo histórico. La disminución del hielo marino se ha acelerado desde 1996 y en los últimos nueve años se han registrado los nueve datos más bajos.
Desde Greenpeace se denuncia que mientras el hielo del Ártico alcanza su cuarto récord de mínima extensión, las petroleras continúan su actividad en la zona, aprovechándose de la desaparición de la capa de hielo para la exploración y perforación en alta mar, a pesar del alto riesgo que ello conlleva. Según un estudio publicado por la prestigiosa revista científica Nature concluye que la extracción de petróleo en el Ártico es incompatible con limitar el aumento de la temperatura global por encima de 2ºC centígrados, el objetivo acordado por la mayoría de gobierno del mundo.
Las temperaturas medias en el Ártico se han incrementado el doble que la tasa global en los últimos cien años. El deshielo y el aumento de la temperatura están amenazando a los ecosistemas árticos. Un ejemplo de ello es la proliferación de los mosquitos, cuyo crecimiento y supervivencia podría incrementarse en más de un 50% si las temperaturas del Ártico se elevan 2ºC, tal y como recoge un estudio de la Universidad de Dartmouth.